Encuesta a los operadores
de la agricultura ecológica
Panorámica de un sector decepcionado
Carlos Nogueroles Andreu - Javier López-Cepero - Daniel Fernández Galván
El tipo de información que vamos a manejar en el presente artículo proviene fundamentalmente de tres fuentes: Principalmente, de una encuesta realizada por Rincones del Atlántico en los primeros meses de 2004 a unos 40 operadores de Agricultura Ecológica (AE), de Fuerteventura ,Gran Canaria, Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro; por otro de un estudio sobre el mercado ecológico que han realizado en Tenerife (comarcas de Güimar y Acentejo) los Gabinetes de Desarrollo Rural del Cabildo y finalmente de una serie de entrevistas y contactos con operadores y técnicos que trabajan en AE realizados en el marco del Foro Canario de Agricultura Ecológica. Para no extendernos demasiado, damos una visión global de nuestro archipiélago, ya que, aunque existen matices en algunos aspectos, en las cuestiones fundamentales todas las Islas participan de las mismas inquietudes y problemas.
Este sector cultiva un 1,9 % de la superficie agraria útil de las Islas, lo que lo convierte en la comunidad que más porcentaje dedica a este tipo de agricultura. El montante nacional de negocio ascendió el pasado año a 235,65 millones de euros sin disponer de datos fiables para Canarias y, lógicamente, tiene una mayor presencia en las Islas occidentales (61% del total de superficie inscrita en Tenerife, 22% en El Hierro y 5% en La Palma) ya que estas Islas poseen mayor superficie cultivada.
Agricultor Ecológico: ¿especie rara?
Ni mucho menos. En el conjunto de operadores encuestados por esta publicación se observan agricultores de todo tipo y se debe de acabar con la idea generalizada en la sociedad de que este sector se nutre de modernos con afanes ecologistas cuando la realidad es que, si bien este grupo social tuvo su importancia en los inicios en que era necesaria una labor de difusión y demostración altruista, en la actualidad existe un porcentaje similar de agricultores profesionales y “a tiempo parcial” que en la convencional. Aunque la mayoría lleva más de 5 años trabajando en este tipo de agricultura, un tercio aproximado son de reciente incorporación lo que coincide con el hecho de que es el sector agrícola que más está creciendo en este momento (al margen de los efectos distorsionadores que originan determinadas subvenciones como la de implantación de viñedos) y el que tiene un mayor porcentaje de jóvenes entre sus filas.
Entre las motivaciones que les llevan a practicar la AE se aluden las que atañen al cuidado de la salud propia y del consumidor, así como un mayor respeto por los recursos naturales y el medio ambiente, que junto a otros ideales ecológicos y filantrópicos sustentan un primer impulso pionero, que se va concretando, a medida que se acumula experiencia, en rentabilidad, estabilidad y sostenibilidad de las producciones obtenidas. Es curioso resaltar que entre los agricultores
más profesionales se destaca el hecho de que los suelos recuperan una fertilidad natural, no tan dependiente de insumos.
La mayoría aprenden a través de la práctica y a golpe de errores, declarándose más de un 50% como claramente autodidactas. Una tercera parte ha asistido a cursos impartidos por las distintas instituciones y asociaciones, reconociendo que son de gran ayuda, pero menos de un 10% han recibido el asesoramiento de un profesional en la materia. En cuanto a las diferentes escuelas de AE suelen seguir las prácticas agrarias propias de la zona y del cultivo sustituyendo insumos e introduciendo algunas técnicas como rotaciones y manejo de materia orgánica fundamentalmente, mezclando técnicas de distintas escuelas y prácticas tradicionales de la zona. Un pequeño porcentaje siguen estrictamente métodos más estructurados, siendo la agricultura biodinámica y la permacultura las escuelas que más difusión gozan en las Islas.
Preguntados sobre el nivel de dificultad que encuentran para practicar este tipo de agricultura, la mayoría reconoce que no encuentra muchas más dificultades para hacer agricultura ecológica que si hiciera la convencional, pero coinciden en señalar que encontrar mano de obra experta y la escasez de materia orgánica son dos de los cuellos de botella que más problemas les causan. Respecto al control de plagas y enfermedades, que siempre da la sensación que va a suponerles una de las mayores dificultades para la rentabilidad del cultivo, la mayoría indica que con prácticas preventivas amortiguan bastante bien la incidencia de estas, rematando el control con los productos autorizados. El sector mas profesionalizado usa sistemáticamente la lucha biológica y, curiosamente, el uso de productos vegetales en maceración está ampliamente difundido entre ellos.
Para aumentar la rentabilidad de sus fincas llama la atención el hecho de que solo un operador indicó la conveniencia de incrementar las ayudas que reciben, prueba palpable de la poca incidencia que éstas tienen en el éxito de este tipo de agricultura en nuestra región. La inmensa mayoría se quejaba de carencias comunes a la mayoría de nuestros agricultores (precio, calidad y cantidad del agua, fincas pequeñas, mecanización poco adecuada, infraestructuras insuficientes, …) y del mercado, al que le dedicamos el apartado siguiente. Llama la atención el relativamente bajo porcentaje de ganaderos ecológicos que existen en nuestra comunidad. Los pocos que respondieron a nuestra encuesta manifestaron que no tenían muchos problemas técnicos ni sanitarios para el manejo ecológico del ganado, pero que la adquisición de piensos certificados, al no haber un número alto de explotaciones que los use se encarecía mucho por el transporte, ya que en las Islas no hay una gran producción de grano certificado y se debe de traer todo de la Península. A esto se añadían problemas de tipo administrativo derivados, en un caso, de la densidad de carga (número de cabezas por hectárea) que se impone a este tipo de ganadería y que es excesivamente reducida para el tamaño de las fincas en Canarias y, en otro, del hecho de que no hay mataderos que cumplan con los requisitos de agricultura ecológica con lo que se ven obligados a vender la carne como convencional. Es el clásico círculo vicioso o pescadilla que se muerde la cola con problemas derivados del hecho de ser un sector pequeño pero con problemas que impiden el crecimiento del mismo.
El mercado de Productos Ecológicos:
¿Dónde?, ¿Cuáaanto?
En cuanto al mercado interior, aproximadamente la mitad de los pequeños productores encuestados suelen tener sistemas de venta directa ya sea en su propia finca o en mercadillos del agricultor o a través de asociaciones que distribuyen entre sus asociados, realizando algunas de éstas reparto a domicilio. La otra mitad lo vende a través de tiendas especializadas o supermercados. Suelen asociarse en pequeñas cooperativas o empresas para realizar el empaquetado y la distribución. El sector dedicado a la exportación es el que cuenta con mayores infraestructuras, apoyado muchas veces en las existentes de la agricultura convencional; también son los que tienen más desarrollados los sistemas de calidad y empaquetado.
Entre las dificultades que encuentran los agricultores ecológicos para comercializar sus productos, una tercera parte de los encuestados señala fundamentalmente la poca producción que se recoge, la diversidad de especies que requiere el consumidor y la continuidad a lo largo de todo el año, lo que, en definitiva, se traduce como la poca organización del mercado. Una misma proporción se queja de la escasa demanda que tiene entre el público general los productos ecológicos y un 10% indica la falta de infraestructuras adecuadas. Apenas un 20% de los encuestados está plenamente satisfecho con la comercialización de sus productos.
El consumidor se encuentra con un panorama desolador en cuanto a las facilidades de compra de productos ecológicos. Recientemente los Gabinetes de Desarrollo Rural del Cabildo de Tenerife realizaban en esta Isla una encuesta dirigida a consumidores finales, consumidores intermedios (hoteles, restaurantes, guarderías,…) y comerciantes minoristas además de agricultores en general; extraemos sus conclusiones en el cuadro de texto adjunto.
Cuestionados sobre como mejorarían la comercialización, los
agricultores (más del 50%) apuntan a una mayor información y difusión que mejore la imagen del producto ecológico, como apunta uno de los encuestados “Creo que es fácil crear una corriente social en las Islas a favor de la salud humana a partir de la alimentación, incluso el turismo puede tener el aliciente gastronómico de productos locales ecológicos etc.” Hay un 25% que apunta la necesidad de concentrar la oferta, el 10% opta por que se mejoren las infraestructuras comerciales y algunos añaden que deben de mejorar la calidad y bajar los precios. Solo un 15% indica además que estas medidas deben ser impulsadas por la Administración.
ENCUESTA SOBRE EL MERCADO ECOLOGICO REALIZADA POR
LOS GABINETES DE DESARROLLO RURAL DEL CABILDO DE TENERIFE
Conclusiones Generales:
- Gran desconocimiento sobre Agricultura Ecológica (concepto, normas
de producción, garantías de control,…), así como de la identificación de
los productos obtenidos de esta práctica agrícola, tanto desde el punto
de vista de la oferta como de la demanda.
- Escasa o nula publicidad de la producción agrícola ecológica llevada
a cabo en cada una de las zonas de estudio.
- Problemas de comercialización derivados de la dificultad de
localización de los productos ecológicos en el mercado, así como de una
limitada presencia en los establecimientos habituales de compra y, de un
desconocimiento generalizado sobre la ubicación de los Puntos Oficiales
de Venta de los productos ecológicos.
- Predisposición muy positiva hacia el consumo de productos
ecológicos, considerando una mayor presencia de los mismos en los
establecimientos habituales de compra de los consumidores finales.
- Limitados mecanismos de formación e información destinados al
agricultor, en cuanto a Agricultura Ecológica se refiere.
- Dificultades administrativas para los agricultores en cuanto a la
falta de apoyo tanto en materias de ayudas y subvenciones a la práctica
agrícola ecológica, como en la comercialización de los productos
obtenidos mediante la misma.
- Sentimiento de desamparo por parte del agricultor, debido a la falta
de actuación del Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica (CRAE),
en cuanto a control, formación, concesión de ayudas y subvenciones,…
- Dificultad de localización de materias primas ecológica tales como
semillas, piensos, … y elevado coste de las mismas.
- Falta de mayor asociacionismo entre los agricultores debido
principalmente a la divergencia de los objetivos individuales y, al no
existir un objetivo común claramente definido.
- Política de etiquetaje no demasiado clara, principalmente en los
productos comercializados a granel.
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La Administración: ¡Je, ay ay ay!
La percepción que el sector tiene sobre la Administración en general, se puede resumir con la frase de un encuestado: “Me encuentro solo y por eso tengo que esforzarme más. Sugeriría que pusieran gente que tuviera más tiempo, y que fueran a la finca sin tener que exigirlo”.
El control que ejerce en la actualidad el CRAE es considerado como malo por un poco más del 50% de los encuestados. Casi un 20% lo considera bueno y el 30% restante tiene el alma dividida con aspectos a favor y en contra (“Es el mejor, porque no hay otro”). Un 20% además le reprocha que no haya actuado más contundentemente en aspectos formativos, de asesoramiento y dinamización del sector, roles que, en un principio, estaban como funciones propias en su reglamento. También resaltan el poco juego que se ha dado al sector. (“Por otro lado el Consejo Regulador es un muerto en manos de técnicos y políticos, no representa al sector”). Sin embargo, preguntados sobre si consideraban el control ejercido suficiente garantía para el consumidor, una corta mayoría (32%) se decanta por un sí, le sigue el no (25%) y un 18% se declara con serias dudas pero confía en que sí lo sea. Lo que llama la atención de las respuestas es que hay un 20% que indica además que la garantía la da el propio agricultor en lo que podríamos llamar “autocontrol del sector” y afirmando que desconocen qué ocurre con su mercancía cuando sale de sus manos.
Animados a dar sugerencias para que el sistema de certificación ofrezca suficientes garantías una tercera parte se inclina por un mayor uso de los controles analíticos llegando hasta la sofisticación como un encuestado que responde: “Lo ideal sería un centro en los mercados donde el consumidor pueda determinar los residuos, los biofotones o cualquier otro parámetro de una forma sencilla (casera), igual que se ponen balanzas en los mercados para saber si los pesos corresponden”. Un 25 % lo dejaría tal como está mientras que otro 25 % añadiría más visitas de seguimiento, un 12 % reduciría la burocracia y un 6 % confiaría el control a organismos privados.
En lo que sí suspende rotundamente la Administración es a la hora de prestar un asesoramiento técnico a los productores. La valoración de los agricultores es claramente negativa en un 60% de los encuestados, mientras que un 28% le concede algún valor y
sólo el 12% afirma estar contento con el asesoramiento recibido.
Sin embargo, en lo que podríamos calificar como un ataque de ingenua benevolencia, el sector pide mayoritariamente a nuestras autoridades (62%) conciencia, es decir, que sea consciente de las ventajas sociales de este tipo de producción para la salud y el medio ambiente y consecuentemente se implique más, tratándola como un bien social. Educación (10%), ayudas (8%), cuestiones puntuales (6%) y control del gasto y eficiencia (3%) completan las peticiones que le hacen al Gobierno los productores, excluyendo un 10% que pide a las autoridades que no intervengan para nada, no vayan a empeorar la situación (sic).
En las tres últimas preguntas del cuestionario se pedían sugerencias para mejorar el sector, para dinamizar el consumo y la demanda, y para cubrir las necesidades más urgentes: pues bien, la respuesta mayoritaria fue casi unánime y coincidió en los tres apartados: Información: Información técnica para producir, asesoría, comunicación al consumidor sobre las bondades de la producción ecológica para aumentar el consumo y la demanda, publicidad, marketing, información sanitaria, educación en escuelas, …
La organización y profesionalización del sector son considerados, por un amplio numero de encuestados, en un arranque de autocrítica, como primordiales para salir del guetto de las producciones alternativas y normalizar su presencia en los mercados mayoritarios. La normalización del precio es otro de los objetivos y en este aspecto es significativa la frase de un encuestado: “Ni el consumo ni la demanda crecerán mientras no deje de ser un producto de élite, las condiciones tienen que cambiar tanto, que lo normal sea comer sano”. En este mismo apartado se sugiere la intervención de la administración en tomar medidas para promover el consumo de alimentos sanos y ecológicos en guarderías, escuelas, hospitales y otras cuestiones puntuales que van desde mercadillos del agricultor, puestos en los merco, ayudas a la reconversión, redes de riego y otras infraestructuras no específicas para agricultores ecológicos,…
El sector de la AE da la sensación de que es un grupo muy diverso, como la misma sociedad que lo sustenta, que ha contado con grandes dificultades para producir y para establecer su mercado, ya que la rentabilidad que más pesa en este tipo de agricultura no es individual sino marcadamente social y es esta rentabilidad social la que no consideran suficientemente reconocida ni valorada por la misma sociedad, de ahí el subtítulo del artículo. Entresacamos algunas frases de los encuestados: “Deberían de estudiarse los beneficios aportados por una alimentación sin venenos y el ahorro que le supone a la Seguridad Social”, “Para nosotros vender es también sensibilizar a la gente. A veces te encuentras delante de un muro y no es tan bonito. Nos gustaría que todo el mundo pueda comprender nuestro trabajo…”, “Que publiquen las estadísticas de intoxicados por venenos del campo”, “Creo que estas agriculturas tienen un carácter ‘ético’, surgen como maneras mas sanas hacia el hombre y su entorno. Tienen por esto que resolver su renta u otros como técnicas, productos, etcétera, de forma respetuosa, quizás es un adelanto del futuro”.
El Futuro, que no sea oscuro, por favor
Dentro de la actualidad de la AE existe como un renacimiento asociativo, con la creación en los últimos meses de tres asociaciones nuevas, que tengamos noticia, y se apunta la tendencia a comunicarse entre todos los grupos en un intento de generar una especie de coordinadora que agrupe definitivamente al sector. Desde algunas asociaciones se ha propuesto a las autoridades un esquema de Plan Estratégico para el desarrollo de la AE en nuestras islas que recoge las principales cuestiones que preocupan a los agricultores ecológicos. Esta propuesta llega en un momento en que la UE y el Gobierno español apenas hace un año que han lanzado sendos Planes Estratégicos y es
de suponer que nuestro gobierno regional no tendrá dificultades en adaptarlos a nuestras necesidades. Alguna comunidad como Andalucía, aparte de tener una Dirección General de Agricultura Ecológica tiene publicado su Plan Estratégico desde hace más de un año, en el que ya invirtió 12,5 millones de euros en el pasado ejercicio de 2003.
En una serie de trabajos (se pueden encontrar las reseñas en:
http//www.uni-hohenheim.de/~i410a/ofeurope/press.htm) se contempla la agricultura del futuro como muy imbricada con la agricultura ecológica. Algunos autores sostienen que la agricultura ecológica “traerá consigo cambios de naturaleza económica, justificados por la sostenibilidad de sus propuestas, las leyes de oferta y demanda y las regulaciones de certificación cada vez más exigentes. Países como Dinamarca, Alemania, Italia y Reino Unido disponen de sistemas internacionales de evaluación del impacto de las políticas de promoción de la agricultura ecológica, a través de los cuales valoran la posición de sus productos en el mercado y las ventajas económicas de su funcionamiento, al tiempo que definen un modelo de desarrollo aplicable a todos los países”.
En un panorama agrario europeo que se perfila como cada vez más ecológico sorprende, por una parte la indefinición y escaso interés de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, que no parece comprender el significado global de lo que este tipo de agricultura aportaría a una comunidad de carácter insular, con la mayor parte de su economía basada en el turismo y con una agricultura en claro retroceso general. Para un amplio segmento social es obvio lo básico que es el apoyo de la Administración (Gobierno y Cabildos) a la agricultura y lo necesario que resulta en el proceso de desarrollo de la producción ecológica, en el crecimiento de la oferta y la demanda, y es justamente lo que le pide el sector, que sean conscientes de la importancia de la AE y que se impliquen. Por otro lado, también sorprende la poca operatividad del propio sector a la hora de reivindicar un tratamiento merecidamente más favorable. Es posible que la primera sorpresa sea consecuencia de la segunda por lo que el sector tiene motivos más que suficientes para sentirse decepcionado, con la incomprensión de la Administración en nuestra comunidad y consigo mismo sobre todo.
En esta dinámica de dejar atrás una etapa de desencuentros
entre el sector y la Administración parece que se van moviendo piezas, y fuentes
de la Administración hablan de una reforma del sistema de certificación y
control adaptándolo más a las normativas europeas y haciéndolo más participativo
para el sector. En la última Orden de Ayudas a la AE, publicada el 9 de agosto,
posterior a la encuesta, se advierte un incremento de la prima en algunos
cultivos, sobre todo el plátano, aunque siguen siendo insuficientemente
específicas. El sector también debería dar sus pasos exigiendo la inmediatez de
las reformas, interesándose y matizándolas en la medida que sean mejorables así
como participando en las futuras elecciones del órgano certificador y eligiendo
representantes capaces de favorecer un golpe de timón que cambie el rumbo
errático que, hasta ahora, da la sensación que tiene el CRAE-Canarias, a pesar
de la buena voluntad de sus funcionarios. Un posible documento base para el
encuentro puede ser la propuesta de Plan Estratégico que presentó el Foro
Canario de Agricultura Ecológica durante el mes de Julio y que resume
sucintamente las aspiraciones de una parte importante del sector. La Consejería
de Agricultura debe de encargar el estudio pertinente que valore las propuestas
que en él se realizan y publicar un plan definitivo que en el plazo de unos años
(no muchos) lleve a que la Comunidad pueda sacarle partido a una forma de
cultivo respetuosa con el entorno, los suelos, las aguas terrestres y marinas,
con un aprovechamiento mejor de los recursos naturales, que suministre una
alimentación de calidad y saludable, que genere puestos de trabajo también
saludables y entre todos conseguir invertir esta tendencia de abandono del agro
canario, que, entre otras cosas, puede significar pérdidas para el sector
turístico al disminuir el número de visitantes por depreciación del paisaje.
PLAN ESTRATEGICO
Objetivos Generales:
- Lograr la extensión de la agricultura ecológica hasta alcanzar el 10% de la superficie agraria. Esto es un objetivo fijado en una proposición no de ley del Parlamento Canario aprobada por unanimidad. Deben de implicarse por tanto todas las Administraciones Públicas afectadas del Gobierno Autónomo (Agricultura, Salud, Comercio, Economía y Educación) y Cabildos Insulares.
- Mejorar la competitividad de las explotaciones ecológicas.
- Promover la transformación y elaboración de los productos ecológicos.
- Propiciar la apertura del mercado interior, hasta niveles similares al consumo en Europa. Conseguir el respaldo del sector turístico en este menester.
- Clarificar de cara al consumidor la oferta de productos con valores añadidos en cuanto a salud y al medio ambiente.
- Desarrollar la Investigación participativa que integre a los distintos actores que participan en los procesos, especialmente los agricultores, y en los órganos de decisión de los proyectos de investigación
- Conseguir sacar a la agricultura ecológica de su
marginalidad e integrarla, según sus especiales condiciones, en los
regímenes agrarios de observación de precios, tratamiento de datos,
prestaciones y servicios públicos, etc.
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