Rincones del Atlántico


Los estudios de Arquitectura Popular en Canarias
durante la década de los setenta


Aunque los primeros estudios sobre la vivienda canaria tradicional comenzaron a mediados de la década de los treinta del siglo pasado, no es hasta los años setenta cuando alcanzan su impulso. Por esta razón ha sido elegida esa década como hilo conductor de este breve artículo que desarrollamos a continuación.


El eje vertebrador del trabajo que ahora se expone, lo compone el material más importante editado en esos años, que comparte, además de la temática, algunas características generales en su contenido (presencia de importante material fotográfico, gráficos explicativos, dibujos de plantas de viviendas, etc.). Consideramos de suma importancia el hecho de que, con posterioridad, se convirtiesen en los referentes principales de los estudios realizados en este terreno y de los que continúan desarrollándose hasta la actualidad.

Sin embargo, con anterioridad a la década que nos ocupa aparecen tres trabajos que merecen ser tenidos en cuenta por su importancia. En 1953, la Revista Nacional de Arquitectura, en su número doble dedicado a las Islas Canarias (núms. 140-141), publicaba el artículo “El futuro de la arquitectura canaria” del arquitecto Alberto Sartoris, en el que repasaba anteriores publicaciones que habían tratado el tema de la arquitectura tradicional en Canarias, incidiendo en el hecho de que no por ello salía de la sombra en que había estado hasta esos momentos. El alegato que desarrolla a lo largo de su discurso se refiere a todo el arte producido en las islas a lo largo de siglos, aunque atiende fundamentalmente a esta arquitectura, inclinándose por buscar sus orígenes y, al tiempo, ver como se adapta y evoluciona en nuestro territorio.

En 1967 aparecía de manos de José Pérez Vidal otro extenso artículo: “La vivienda canaria. Datos para su estudio”, en él explicaba: “No existe un estudio general de la vivienda insular. Apenas si se han publicado algunos apuntes sobre la casa regional urbana del llamado estilo canario. (...). Aquí con estas notas, no se trata de remediar tan lamentable falta: el propósito se limita a aportar un conjunto muy irregular y desproporcionado de datos para el deseado estudio”. Hacía hincapié, dentro de sus observaciones generales, en dos aspectos que creía fundamentales al estudiar las influencias que había tenido para su conformación la vivienda canaria: la variedad arquitectónica como consecuencia de la concurrencia en el archipiélago de muy diversas corrientes culturales y la adaptación al medio geográfico isleño, teniendo en cuenta tanto la ubicación de los inmuebles en el territorio como la utilización de materiales existentes. Ambos aspectos, se presentaban reflejados con una intensidad diferente, dependiendo de que el tipo o tipos analizados se ubicasen en la ciudad o en el campo. Además, el estudio se completaba con un “análisis” de ciertas tipologías que creía conformaban la arquitectura popular, señalándolas bajo la denominación de “viviendas elementales”: la cueva habitación, la choza, la casa pajiza3; también, existía un epígrafe dedicado a los fenómenos de implantación y otros dedicados a la casa rural, por un lado, y a la casa urbana, por otro. En estos dos últimos puntos, es significativo el hecho de que en la vivienda rural no nombra las haciendas, sino los tipos más populares, y, en la vivienda urbana, no cita los casos más sencillos pertenecientes a las clases menos pudientes de la ciudad, sino todo lo contrario, resaltando ciertos elementos que las constituyen sobre otros, como por ejemplo el balcón.

En este mismo año, aparece el primero de los estudios de Adrián Alemán de Armas, investigador que se convertirá posteriormente en una importante referencia para todos aquellos que se han interesado en este tema, por ser además, uno de los defensores más destacados de nuestro patrimonio arquitectónico, particularmente el de esta isla, y sus obras se han convertido en fuente de referencia ineludible para todos los que nos interesamos por la arquitectura tradicional. Su artículo “Elementos constructivos y ornamentales de la arquitectura en Canarias” fue presentado en el III Congreso de Arquitectura Típica Regional de Córdoba, abordando los elementos constitutivos de esta arquitectura; también, los factores que creía habían influido en su conformación y anotando los materiales más utilizados comúnmente.

Siete años después, en 1974, se publica Lanzarote: arquitectura inédita, de, entre otros autores, César Manrique, en un momento en que la actividad turística proporcionaba a la isla una nueva realidad. Lanzarote miraba hacia el exterior para salir de su “aislamiento”. Al tiempo, se daba la espalda a todo lo que representaba la arquitectura tradicional y el anclaje al pasado. En este contexto, y en total comunicación con su creación como artista, promueve una acción totalmente opuesta: valorar, dar a conocer, proteger este patrimonio y denunciar las atrocidades cometidas. Éste, precisamente, es el fundamento de esta obra y la imagen fotográfica en blanco y negro se convierte en el vehículo principal de su mensaje, por encima de la palabra y su función de denuncia frente a su posible desaparición. En 1975, se editaba otra investigación de Adrián Alemán, la primera obra que en su totalidad giraba en torno al análisis de la vivienda tradicional popular rural, así como su imbricación con el paisaje circundante, centrándose en una de las poblaciones hasta entonces menos conocidas de nuestra geografía isleña: Masca. Su abrupto paisaje adaptado a las necesidades fundamentalmente agrícolas de sus habitantes define el lugar, condicionando la investigación. No se limitó únicamente al examen individual de cada inmueble. Se fijó en cada casa como parte de un conjunto, como caserío con unas peculiaridades determinadas; además, su realidad territorial, ya mencionada anteriormente, dio lugar a que se hablase de un paisaje construido, distinto del creado por la propia naturaleza y con una función clara: transformar el limitado e inclinado terreno del lugar para obtener los máximos rendimientos posibles. Un año después aparece otra obra suya, esta vez basada en el estudio de un importante núcleo urbano: La Laguna. De nuevo, radica gran parte de su interés en la inclusión de planos y dibujos que aportan mayor claridad a sus explicaciones, complementan el texto caracterizado por el uso de un importante vocabulario específico de la materia propio de su formación como aparejador e historiador, aspecto al que ya se había acercado Pérez Vidal unos años antes en el citado trabajo. Dentro de su estudio de la arquitectura doméstica resultan definitivos dos de sus capítulos. El primero, centrado en el análisis de los tipos de viviendas, entre ellas la popular, y, el segundo, en los materiales y las formas de construir (cimentaciones, paredes maestras, etc.) vinculando su existencia a la organización del espacio urbano original y a su transformación a lo largo del tiempo.

También en esta década, aunque formando parte de estudios mucho más amplios sobre todo el territorio español, salían a la luz en varios tomos las obras de Luis Feduchi: Itinerario de la arquitectura popular española10; Carlos Flores, Arquitectura popular española; y, en 1976, la de J. Claret Rubirá Detalles de arquitectura popular española. Esta última en un único volumen, siendo importante señalar que sus aportaciones no resultan destacables para el estudio de la arquitectura popular ni de esta isla ni del resto del archipiélago.

En el trabajo de Feduchi, la sección dedicada a las islas se encuentra en el tomo cuarto, titulado “Los pueblos blancos”. En concreto, su discurso se expone teniendo como base la existente división en dos provincias, presentado la información sobre ambas en una muy general introducción a la que sigue un variado repertorio fotográfico en blanco y negro que “muestra” algunos de los casos más representativos de esta arquitectura. Sin embargo, en general, al igual que sucede con la obra de Carlos Flores, las imágenes que ilustran su discurso se ciñen a las viviendas, en particular, o caseríos, en general, siendo puntuales los ejemplos, en los que se muestran otras construcciones que también son importantes, como un horno o un lagar, pero no hay señales de otras (goros, aljibes, etc.), siendo más abundantes los detalles referidos a ciertos elementos, como ventanillos o chimeneas, entre otros. Sin embargo, con ello no pretendemos restar importancia a las existentes puesto que, casi treinta años después, muchos de estos ejemplos nos sirven para hacer parte del balance sobre la salud de esta arquitectura en esta isla o en el resto del archipiélago. Muchas han desaparecido y otras han sido transformadas, con mejor o peor suerte, para adaptarlas a las necesidades actuales.

En el caso de Arquitectura popular española el bloque dedicado a Canarias se encuentra en el tomo V, siendo destacable el hecho de que la información presentada fue resultado de la investigación de un equipo canario de arquitectos, arquitectos técnicos e historiadores, por tanto con características interdisciplinares, encontrándose entre ellos el propio Adrián Alemán, del que se toman algunos esquemas relativos a las casas de Masca, su ubicación con respecto al terreno en que se emplazan, su distribución y evolución; esquemas presentes ya en su libro sobre este núcleo. En general, será protagonista la arquitectura rural frente a la urbana. Encontramos así, que es un estudio parcial, tanto por lo ahora dicho como por el hecho de no atender a todos los tipos de vivienda ubicados en estas zonas sólo nombradas o desarrolladas de un modo sucinto, debiendo destacar que se centra principalmente en las que presentan cubierta de teja y, particularmente, en ciertos elementos como en el desarrollo de la actividad agraria. Con respecto al material fotográfico, debemos decir que, en principio, posee características similares al de Feduchi, aunque se introducen por primera vez algunas fotografías en color junto al material en blanco y negro.

El libro de Fajardo Arquitectura tradicional de Tenerife, es una muestra más de lo que hasta ahora se viene diciendo. Se ocupa de la arquitectura popular en uno de sus epígrafes sin ser ésta su protagonista, pero es importante destacar que al tratarla no se ocupó solamente de la vivienda como centro de su discurso, considerando que: “(...), está condicionada por las necesidades que imponen las labores agrícolas, convirtiéndose en complejo laboratorio multifuncional. Conviven en ella: (...), el silo, la bodega y la cuadra, constituyendo el conjunto la unidad polivalente capaz de adaptarse en cualquier momento a nuevos usos”. Recupera así parte del discurso empleado con anterioridad por Adrián Alemán en su “Elementos constructivos...”, del que ya se ha hablado.

En 1978, bajo el título Arquitectura doméstica canaria, apareció de manos de Fernando G. Martín Rodríguez14 la primera monografía dedicada en su totalidad al tema de la vivienda en el archipiélago, siendo posteriormente considerado como una auténtica definición de la arquitectura fundamentalmente tradicional hecha en las islas, frente a otros calificados en su momento de más epidérmicos y de signo folklórico. No configura un estudio estrictamente compartimentado de la vivienda en cada una de las islas, sino que éste es realizado desde una óptica más general atendiendo a una definición tipológica de esta arquitectura, resultando particularmente interesantes para el tema que nos ocupa los relacionados con el concepto propiamente dicho de arquitectura popular. Formando parte del primero de sus capítulos, más concretamente dentro de los condicionantes y características de este tipo de arquitectura se exponen las diferencias entre la arquitectura culta y la popular. Nos parece particularmente interesante, ya que incluye en la primera ciertos componentes de la segunda, resultando así la culta más creativa y original. Este interés por definir la arquitectura tradicional de nuestras islas, se refleja igualmente en una entrevista realizada a Julio Fajardo con motivo de la publicación de su libro Arquitectura tradicional de Tenerife, que ha sido comentado anteriormente. También ahondaría en este punto José M. Alonso Fernández-Aceytuno, exponiendo igualmente la diferenciación existente entre arquitectura tradicional de signo culto y popular; sin embargo, la novedad que nos presenta este autor es que incluye en su obra la problemática que existe entre la popular de corte tradicional y la reciente, que inauguraba entonces una nueva tradición, dando lugar a cambios significativos y a nuevas valoraciones. Además, el mismo Fernando Martín Rodríguez volvería a referirse, tiempo después, a este tema aludiendo al valor dado a la vivienda canaria gracias al cual había sido recuperada obteniendo la importancia que tanto merecía.

En 1979 aparece publicado por el Colegio de Arquitectos de Canarias el libro de José M. Alonso Fernández-Aceytuno, autor citado ya con anterioridad. Su título Estudio sobre arquitectura popular. Fuerteventura (Islas Canarias)19. Resulta una obra sumamente interesante, siendo importante tanto el punto de vista del autor, como el del propio fotógrafo que tiene su propio espacio que dedica a comentar la experiencia que ha resultado de este trabajo, destacando, al tiempo, la importancia de estas construcciones. Como ya hemos dicho, el papel que se da a la arquitectura popular, ya sea de signo tradicional o más moderno, es muy importante, destacando el análisis de las modificaciones habidas en los inmuebles para adaptarlas a las nuevas necesidades de la sociedad (existencia de garajes, de habitaciones con función diferentes a las de dormir o comer, etc.), sobre todo a partir de la segunda década del siglo XX. Asimismo, también resulta significativo la plasmación de las nuevas lecturas hechas por el pueblo a partir de la transformación de las antiguas viviendas, adaptadas igualmente a esas necesidades citadas. De gran interés resulta el estudio realizado a otras tipologías arquitectónicas populares con función diferente a la de la vivienda, como es el análisis de los distintos tipos de abrigos pastoriles. En cuanto al papel de la imagen en estas publicaciones, debemos señalar, una vez más, el hecho eje principal de las mismas. Nos referimos a las obras de Mª Carmen Fraga González, La arquitectura mudéjar en la Baja Andalucía y en Canarias; y la de Alfredo Herrera Piqué, La ciudad de Las Palmas. Noticia histórica de su urbanización. El primero, estudia en dos volúmenes las influencias mudéjares existentes en la arquitectura canaria y su persistencia a lo de que las fotografías adquieren una importancia tan destacable como el de la palabra, no es algo que la acompaña sin más, como tampoco lo hacen los esquemas que explican la evolución de las viviendas a lo largo del tiempo, las diferentes tipologías existentes de éstas o de otras arquitecturas populares, etc. Realmente, adquieren un doble valor: complementan la teoría expuesta y, con el tiempo, se convierten en documento histórico de gran importancia, ya que muchas construcciones hoy han desaparecido y otras han sido transformadas, como hasta ahora se ha podido comprobar en gran número de ocasiones. Además de los libros recién comentados, a finales de esta década aparecen dos publicaciones en las que se hace referencia a este tema, aunque no es el largo del tiempo, teniendo como base la tradición arquitectónica que, con anterioridad a la conquista, dominaba ya en el territorio hispano de la Península Ibérica, preferentemente la Baja Andalucía, y que, posteriormente, pasaría a las islas para mezclarse con otras aquí presentes de manos de los extranjeros o de la población procedente de otros lugares de la Península asentados igualmente en nuestro territorio. Precisamente, en la valoración crítica hecha a su obra se reflejó negativamente el hecho de que en esta obra no se hubiesen tenido en cuenta estas otras influencias. Además, en cuanto al tema que nos ocupa, tan sólo en el epígrafe dedicado a la arquitectura civil -dentro del segundo volumen en el tercer capítulo, que se tituló: “El pueblo y la arquitectura mudéjar”-, la de signo popular no ocupa un lugar importante ciñendo su referencia a la arquitectura de signo rural, ya que el resto de su relato esta centrado en las viviendas urbanas de signo más culto. Por su parte, la obra de Herrera Piqué aborda, en diferentes puntos de la misma, la arquitectura tradicional en general y su evolución a lo largo del tiempo, denominándola colonial, dedicando menor importancia a la de corte popular existente en la ciudad de Las Palmas desde su fundación hasta el siglo XX, haciendo hincapié, en la de los momentos fundacionales, en la presencia de los elementos góticos propios de la época y su continuación en construcciones levantadas posteriormente. Es importante destacar en este libro la prolongación de su estudio hasta la década que estudiamos en este artículo, pues conocemos más sobre la evolución que ha tenido la arquitectura popular de esta ciudad y su perfil en los nuevos barrios creados por las necesidades poblacionales en cada momento.

Con posterioridad, durante los años ochenta y los noventa, al contrario de lo que se podía pensar en principio, en general no ha existido una gran profusión de amplias y profundas investigaciones que ayuden a su mejor conocimiento y conservación. Los libros que a este tema se han dedicado no suelen abordar realidades generales de una isla, sino de ciertos lugares en concreto. Con frecuencia se han publicado artículos que presentan una mayor especificidad, es decir, que, o bien han hecho un repaso general a la misma o se han ocupado de aspectos concretos (ciertas tipologías, materiales, etc.), apareciendo en revistas especializadas, congresos, homenajes, artículos en prensa, etc., o, también, en enciclopedias con temática específicamente canaria. En este sentido pensamos, que muchos de los trabajos que la han abordado, se han realizado teniendo como punto de referencia principal la geografía del paisaje o la humana, atendiendo a la ocupación del territorio, a los tipos de poblamiento, etc., poniendo su acento en ideas de corte fundamentalmente determinista frente a las de otra índole. Ellos, de gran importancia para nuestra arquitectura popular, serán tratados en futuros artículos que, sobre este tema, se realicen en esta revista con el objetivo de darlos más a conocer, ya que son de gran importancia para ahondar mejor en los conocimientos de la cada vez menos abundante arquitectura popular de signo tradicional existente en nuestro archipiélago.


Mª Lourdes Martín Hernández. Licenciada en Geografía e Historia.

Fotos, Toño Perera - Daniel Fernández Galván.


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